jueves, 12 de junio de 2008

Una visión de la Astrología


Raíces de la astrología
La astrología es una disciplina simbólica, con lo cual es más afín al lenguaje poético y metafórico que al lenguaje científico y conceptual. Está hermanada a otros conocimientos gnósticos como la alquimia, la mitología (sobretodo greco-romana) y la cábala y por lo tanto a las disciplinas que atienden a la “leyes” de la imaginación humana, a los arquetipos universales expresados en las mitologías, las religiones o en la psicología arquetipal contemporánea que actualmente tiene como su más brillante exponente a James Hillman y su inicial precursor fue el Dr. Carl Gustaf Jung.

¿Acudimos a la astrología en busca de beneficios y “comodidades” personales, o como modo de atender la realidad del alma?

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1 comentario:

Nidia F Morales dijo...

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La pregunta es ¿Quién en nosotros habla de beneficios? ¿No será uno que juzga según un sistema de valores, que separa la existencia entre hechos y circunstancias buenas o malas? La astrología no nos habla de un sistema de valores, no nos habla de cartas astrales buenas o malas; cada instante del tiempo tiene su cualidad y su unicidad y por lo tanto ¿quién somos nosotros para valorarlo como “bueno o malo”?.
De igual modo, tampoco nos habla de circunstancias que nos benefician y por lo tanto tampoco de otras que nos perjudican.
El ego es el que habla de beneficios, pero la astrología, como hemos visto, no le habla al ego. La herramienta del astrólogo es el símbolo y el ego no entiende de símbolos, entiende de lógica, razones, causas y efectos. Entonces ¿Quién en nosotros entiende de símbolos? El alma, ya que es ella la que transforma los hechos de nuestra vida en experiencias. Cada uno de nosotros no nos vivimos como una cosa, como un hecho, como la literalidad de un cuerpo tangible, sino como sujetos que sentimos, que expresamos, que padecemos; como sujetos que experimentamos la existencia anímicamente (ánima-alma).

La astrología no pretende beneficios para el ego, de hecho sabemos que momentos en nuestra vida que hemos catalogado como buenos, una vez pasado el tiempo descubrimos que quizás no fueran tan buenos, y a la inversa, momentos en nuestra vida que el ego ha catalogado como perjudiciales (crisis), con el paso del tiempo y sobretodo con la “Gracia de Dios”, se nos han revelado como nutrientes para el alma.
La tarea de la astrología es orientar al ego hacia lo que son “beneficios” para el alma. Cada tema natal (popularmente carta astral) es como un mapa contenido en el interior de la semilla de un manzano único e irrepetible. El primer propósito de la astrología es liberar a la persona del estresante esfuerzo de querer dar peras como frutos al mundo, o del igualmente estresante esfuerzo de pensar que no tiene frutos a dar, que no tiene un propósito creativo para el cual vivir.

Astrología Lo primero y más valioso que nos ofrece la astrología es aprender a aceptarnos a nosotros mismos tal como singular y esencialmente somos (más allá de lo que creemos que se espera que seamos), y aprender a desapegarnos del concepto dictatorial y alienador de “normalidad”. El concepto de “normalidad” no es tan inocente como parece (podríamos preguntarnos; ¿quién dicta la norma?); más bien en la mayoría de los casos está al servicio de intereses de poder ajenos a nuestro ser esencial (tanto familiares, como sobretodo sociales y político-económicos). Aceptar la singularidad de nuestra existencia es condición sinequanum para vivir una vida portadora de significado; lo cual equivale a sentirnos pertenecer a un Cosmos vivo, que en la misma medida que habita en la llamada exterioridad, es a la vez el centro desde donde gravita nuestra interioridad.
Lluís Gisbert Faculty
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